¿Alguna vez has tenido una gran idea para una investigación pero no sabías cómo ponerla en práctica? A veces, las variables o eventos que queremos investigar aluden a conceptos abstractos y difíciles de medir. Ahí es donde entra en juego la operacionalización. Operacionalizar significa identificar las manifestaciones perceptibles de un constructo para que pueda ser captado y valorado por el investigador, por ello la operacionalización es el paso previo para construir un instrumento de recolección de datos.
Ahora bien, es necesario comenzar por definir qué es un constructo. En principio, el término se asocia con la teoría de los constructos personajes de George Kelly (1905-1966) (Pervin, 1979), quien plantea que el ser humano construye su mundo a partir de las configuraciones que él crea. Un constructo entonces es una construcción mental de la realidad. Una definición más precisa sería decir que un constructo es un concepto que no tiene referente empírico.
Todos los seres humanos a lo largo de la vida configuran los conceptos que les permiten comunicarse y comprender la realidad. El niño desde pequeño comienza a construir los conceptos asociados al mundo que le rodea: el concepto de silla, de mesa, de casa, incluso de papá y mamá, pero todos estos conceptos tienen un referente empírico, es decir un ser real que los representa: el niño puede ver la mesa, la casa, la silla. Sin embargo, hay conceptos que no tienen un objeto real al cual remitirse, es decir, no tienen un referente empírico, como los conceptos de clima social, el de liderazgo, de didáctica… ¡Esos son los constructos!
Gran parte de los eventos que forman parte de las investigaciones son constructos complejos, no son evidentes por sí mismos y están conformados, no por una sola característica, sino por múltiples características. Además, en investigación, los constructos pueden asumir diversas definiciones, con base en la teoría desde la cual se esté trabajando. Por ejemplo, la personalidad no es lo mismo vista desde Freud que desde Frankl. Por esa razón todo investigador debe definir sus eventos de estudio, y si va a crear un instrumento, debe operacionalizarlos.
En términos sencillos, operacionalizar es como construir un puente entre las ideas abstractas acerca del evento de estudio y la realidad que se puede observar y medir. Se trata de convertir esos conceptos, en evidencias que puedan ser capturadas por el investigador y convertidas en datos para la investigación.
¿Por qué es crucial la operacionalización?
Cuando los eventos están conceptualizados en términos abstractos, no es posible medirlos. Para poder captarlos es necesario precisar cómo esos eventos se manifiestan y de cuál manera es posible percibirlos, es decir, es necesario precisar sus indicios.
Imagina que quieres investigar el «clima social» de un salón de clases. El «clima social» es un concepto amplio. Para investigarlo, necesitas definir qué aspectos concretos lo componen y cuáles son las evidencias que permiten decir cómo se está manifestando: ¿te refieres a la participación de los estudiantes?, ¿a la relación entre ellos?, ¿a las normas y acuerdos que existen en el aula?, ¿al sentido de pertenencia de los estudiantes?
De esta manera, la operacionalización es el proceso de transformar un concepto abstracto en algo perceptible. Este proceso se utiliza para identificar las características específicas de un evento de estudio, lo que permite la construcción de instrumentos de investigación válidos y una medición precisa.
Pasos para la operacionalización
Hay diferentes procesos para operacionalizar, sin embargo, una secuencia sería:
- Comenzar por definir el evento de estudio. Esto implica revisar varias definiciones y escoger la que más se ajuste a la investigación. Algunas veces el investigador debe crear su propia definición.
- Identificar las dimensiones o sinergias del concepto: Cuando el evento es muy amplio, es posible que se deban definir algunos de sus componentes; por ejemplo, el evento actitud, según algunos autores, tiene un componente cognitivo, un componente afectivo y un componente conductual; la didáctica se puede trabajar con la planificación, la mediación y la evaluación como sinergias. Esto está asociado con la teoría desde la cual se quiere hacer la investigación. Algunos eventos con un bajo nivel de complejidad no contienen sinergias.
- Definir indicios específicos para cada sinergia o dimensión: Las sinergias o dimensiones suelen ser conceptos abstractos todavía, por lo cual se requiere identificar los indicios a través de los cuales es posible captar esas sinergias. Por ejemplo, algunos indicios de la mediación pueden ser: el docente explica los conceptos, desarrolla ejercicios en el aula, hace preguntas a los estudiantes sobre el tema…
- Crear preguntas o ítems para un instrumento de medición: Estas preguntas deben estar diseñadas para evaluar cada indicio de manera precisa, en otras palabras, los indicios son los que permiten redactar los ítems del instrumento. Algunos ítems pueden ser preguntas, otros pueden ser afirmaciones o incluso tareas a resolver.
¿Cuándo se operacionaliza?
En algunas investigaciones no se requiere operacionalizar. Por ejemplo, cuando se trabaja con un instrumento ya creado, el creador del instrumento ya operacionaliza. En ese caso, el manual del instrumento debería contener la tabla de operacionalización, la cual debe ser revisada y citada en el informe de investigación. En consecuencia, es necesario contar con algunos criterios para saber cuándo es necesario operacionalizar (Hurtado de Barrera, 2012):
- Cuando se trabaja con eventos complejos para los cuales los autores han formulado definiciones diferentes según el enfoque teórico, y no se cuenta con un instrumento elaborado y validado.
- Cuando se trabaja con eventos susceptibles de ser percibidos o captados de diferentes maneras o bajo diferentes manifestaciones.
- Cuando el nivel de abstracción del evento es muy alto, y en su definición no resulta evidente la manera de percibirlo.
- Cuando los instrumentos que existen no responden al enfoque teórico con el cual se está trabajando.
- Cuando el instrumento que existe requiere ser revisado o reformulado.
¿Cuáles son los beneficios de una buena operacionalización?
- Obtienes datos más precisos y objetivos: Al definir claramente lo que vas a medir, evitas la ambigüedad y la subjetividad en la recolección de datos.
- Puedes construir instrumentos de medición válidos y confiables: Al basar tus instrumentos en una buena operacionalización, te aseguras de que realmente midan lo que pretenden medir.
- Facilitas la comparación de resultados entre diferentes investigaciones: Al utilizar definiciones y criterios comunes, se facilita la comparación y el análisis de datos de diferentes estudios.
- Logras una coherencia interna entre conceptos y mediciones: Tener una operacionalización clara, permite revisar si un instrumento de medición ya elaborado es congruente con el concepto que se ha construido del evento que se pretende medir.
En resumen, la operacionalización es esencial para cualquier investigación que busque ir más allá de la mera especulación. Sin ella, sería como intentar cruzar un río sin construir un puente: podrías tener una idea de la otra orilla, pero te sería imposible llegar a ella.
Referencias
Hurtado de Barrera, Jacqueline (2012) Metodología de la investigación. Guía para una comprensión holística de la ciencia. Bogotá, Colombia: Ediciones Quirón – Sypal
Pervin, Lawrence (1979). Personalidad: teoría, diagnóstico e intervención. Bilbao, España:
Editorial Española Desclée de Brouwer.